Volvemos con el hilo anterior donde examinábamos
diferentes metodologías de abordar las peticiones. La puesta en común del grupo
y los comentarios más relevantes de José.
Las fórmulas convencionales
¿En cuál de las dos actividades tienen los
alumnos mayor libertad de expresión?
En la actividad B porque a través de la
dramatización de roles, "role-playing", se establecen las pautas que
facilitan la elaboración de aquellas fórmulas apropiadas para la situación
comunicativa señalada.
En un ambiente motivador, dinámico e
interactivo el alumno aplica sus conocimientos, comprende e interioriza las
estructuras.
¿Cuál es la mejor para aprender a realizar
peticiones en español? ¿Por qué?
La actividad B porque está orientada hacia
una comunicación natural y espontánea de una práctica, claramente
especificada con:
o
un contexto real donde realizar la acción
o
unos objetivos de comunicación concretos y
o
toda la información necesaria sobre los
personajes, su relación y la situación vivida.
¿Permiten las dos actividades valorar si
el alumno sabe formular peticiones de manera adecuada?
No. La actividad A solo nos proporciona
información sobre los aspectos gramaticales pero es la actividad B la que,
además, permite saber si los utiliza en un contexto adecuado.
¿Utilizarías en clase las dos actividades,
solamente una o ninguna? ¿Por qué?
Ambas actividades son idóneas para
aplicarlas en el aula. El momento lo determina el objetivo que se desee
alcanzar.
En un principio, se trabaja con la
actividad A porque se centra únicamente en los aspectos gramaticales (repetir
unos patrones facilita una práctica comunicativa ) y la actividad B es más
productiva y fluida si hay unas bases y conocimientos donde asentarse.
Grupo 2
Querido
grupo 2:
Gracias por vuestro trabajo. Estoy completamente de acuerdo con vosotros; yo también pienso que la actividad A no enseña realmente a hacer peticiones.
La cuestión es: ¿qué es en realidad "hacer peticiones"? ¿Consiste eso en utilizar unas estructuras gramaticales concretas, o bien en llevar a cabo un acto, con medios lingüísticos que pueden variar según la situación? Si la respuesta es la segunda, entonces la actividad A no sirve para enseñar a hace peticiones. Servirá, en todo caso, como una actividad preparatoria, una especie de ejercicio gimnástico puramente estructural, que después --en ciertas circunstancias-- les será útil para aplicarlo a la formulación de peticiones.
Aprender a formular peticiones es algo que exige, entonces, tener en cuenta un criterio de adecuación pragmática: qué pedimos (no es lo mismo pedir un bolígrafo que pedir cien euros), a quién (no es lo mismo pedirle algo a un amigo que a un jefe), en qué situación... Una actividad que no tenga en cuenta estos parámetros, ¿puede decirse que sirve para aprender a realizar peticiones, y para valorar si el alumno sabe formular peticiones? Más bien no...
Eso no significa que la actividad A no pueda usarse en clase, naturalmente. Como bien decís, su utilidad real es la de practicar estructuras, y puede servir como preparación y/o como refuerzo, dentro de una secuencia didáctica orientada a "hacer cosas con la lengua"...
Un saludo y felicidades por vuestro análisis, tan concreto y claro,
José
Gracias por vuestro trabajo. Estoy completamente de acuerdo con vosotros; yo también pienso que la actividad A no enseña realmente a hacer peticiones.
La cuestión es: ¿qué es en realidad "hacer peticiones"? ¿Consiste eso en utilizar unas estructuras gramaticales concretas, o bien en llevar a cabo un acto, con medios lingüísticos que pueden variar según la situación? Si la respuesta es la segunda, entonces la actividad A no sirve para enseñar a hace peticiones. Servirá, en todo caso, como una actividad preparatoria, una especie de ejercicio gimnástico puramente estructural, que después --en ciertas circunstancias-- les será útil para aplicarlo a la formulación de peticiones.
Aprender a formular peticiones es algo que exige, entonces, tener en cuenta un criterio de adecuación pragmática: qué pedimos (no es lo mismo pedir un bolígrafo que pedir cien euros), a quién (no es lo mismo pedirle algo a un amigo que a un jefe), en qué situación... Una actividad que no tenga en cuenta estos parámetros, ¿puede decirse que sirve para aprender a realizar peticiones, y para valorar si el alumno sabe formular peticiones? Más bien no...
Eso no significa que la actividad A no pueda usarse en clase, naturalmente. Como bien decís, su utilidad real es la de practicar estructuras, y puede servir como preparación y/o como refuerzo, dentro de una secuencia didáctica orientada a "hacer cosas con la lengua"...
Un saludo y felicidades por vuestro análisis, tan concreto y claro,
José
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